La neumonía afecta anualmente a millones de personas en todo el mundo. Por norma general, se puede prevenir y también se puede tratar. Es importante disminuir el riesgo con la administración de vacunas y otras prácticas de vida saludable. Existen más de 50 tipos de neumonía que producen enfermedad entre leve y muy grave. Microorganismos como las bacterias, los virus u otros, atacan los pulmones y la infección produce la inflamación de los pulmones, haciendo más difícil la respiración. La neumonía puede afectar a uno o a ambos pulmones, siendo este último caso conocido neumonía bilateral.
En ocasiones la neumonía se clasifica de acuerdo con dónde o cómo se ha adquirido la enfermedad:
La neumonía adquirida en la comunidad ocurre cuando la persona se contagia en la propia sociedad.
La neumonía adquirida en el hospital o nosocomial. Estar hospitalizado aumenta el riesgo de desarrollar una neumonía, especialmente si se tiene acoplado un respirador mecánico, se está en una unidad de cuidados intensivos o se tiene un sistema inmunitario deprimido. La neumonía adquirida en el hospital puede ser extremadamente grave, especialmente para las personas mayores y los más pequeños.
La neumonía por aspiración. Este tipo de neumonía aparece cuando se inhala, o aspira, material extraño al interior de los pulmones. El más común es el contenido del estómago que entra en los pulmones tras el vómito o por una difícil deglución.
A nivel mundial, cada año mueren casi 1 millón de niños menores de 5 años. El número de defunciones es muy superior a cualquier otra enfermedad infecciosa, tales como la infección por el VIH, el paludismo (o malaria) o la tuberculosis.
Las personas con mayor riesgo de contagio son los mayores de 65 años, menores de dos años, personas con enfermedades crónicas (diabetes y enfermedades cardiovasculares) o con un sistema inmunitario débilitado.
Los síntomas varian en función de la gravedad.
- Fiebre elevada superior a 38ºC.
- Temblores generalizados.
- Tos con flema que no mejora.
- Dificultad respiratoria a la hora de realizar actividades de la vida diaria.
- Dolor en el pecho al toser o respirar.
Para la detección es necesario un examen físico y pruebas médicas. El diagnóstico de la neumonía puede ser difícil, ya que a menudo se asemeja a un resfriado o una gripe. Además, los síntomas de la neumonía varían mucho, dependiendo de las enfermedades crónicas que se puedan padecer y del tipo de microorganismo responsable de la infección.
Algunas de las prácticas saludables para evitar el contagio son:
- Si está enfermo/a manténgase alejado de las personas para evitar contagiarlas.
- Lávese las manos regularmente.
- Limpie las superficies que se tocan frecuentemente.
- Cúbrase la boca y la nariz con un pañuelo desechable, o la parte interior del codo o la manga al toser o estornudar.
- Evite el contacto con el humo del tabaco.
Si presenta sospecha de afectación respiratoria es importante que consulte a su médico de cabecera. Para cualquier duda pueden dejar un mensaje en el blog!