En esta época del año se producen muchos cambios, tanto ambientales como de hábitos de vida que requieren un período de adaptación. La astenia se caracteriza por una sensación de fatiga y debilidad general. Durante los cambios de estación, como la primavera y el otoño es cuando más repercusión tiene. La astenia primaveral afecta especialmente a las mujeres de veinte a cincuenta años, una de cada diez personas la sufre.
Los cambios de temperatura en primavera son más frecuentes, ya que se produce una diferencia importante entre el frío de la mañana y la temperatura del mediodía. El cambio de hora hace que el día se alargue más, por lo que estamos más tiempo fuera de casa e incluso modificamos los horarios de las comidas. Es importante mantener los horarios de las comidas y que estas sean saludables, practicar ejercicio físico ya que se generan betaendorfinas que nos ayudan a mejorar los síntomas. Las betaendorfinas son los neurotransmisores de la felicidad, si los niveles están disminuidos la persona puede tener sensación de mal estar y cansancio.
Para evitar la astenia primaveral es importante mantener un estilo de vida saludable donde se incluya:
- Dormir las horas suficientes, entre 7 y 8 horas diarias.
- Realizar ejercicio físico de manera rutinaria.
- Mantener un orden en la comidas junto con una dieta saludable y equilibrada estimulando nuestro sistema inmunitario. Una dieta bien estructurada nos proporcionará hidratos de carbono complejos, grasas saludables, proteínas de calidad y de alto valor biológico, minerales, vitaminas y agua. Los hidratos de carbono preferentemente deberán ser integrales. Algunos de los alimentos que nos proporcionan energía son: las legumbres, verduras de hoja verde y la fruta como por ejemplo la piña, melón, fresas, mango y el kiwi.