Actualmente, las enfermedades renales son poco conocidas, se estima que afectan a más de cuatro millones de españoles, según datos de la Sociedad Española de Nefrología (SENEFRO). Dentro de los países de europeos, españa es uno de los más afectados por enfermedades renales.
Los riñones se encargan de eliminar los productos tóxicos del metabolismo, desempeñan la conservación de sustancias esenciales para la vida. Los riñones, se consideran órganos reguladores que excretan y conservan de manera selectiva agua y varios compuestos químicos. De esta manera ayudan a preservar al medio interno. Los riñones tienen un papel importante en varios procesos metabólicos; como reguladores de la acidez de los líquidos corporales, producción de glucosa y procesan varias sustancias tóxicas del organismo y las convierten en compuestos de menor toxicidad que posteriormente serán excretados por la orina. Los riñones también cumplen importantes procesos, como la conversión de vitamina D en su forma activada y junto con la hormona tiroidea desempeñan un papel importante en el metabolismo del calcio y el fósforo. Intervienen en el control de la tensión arterial y en la síntesis del factor eritropoyético que actúa sobre la médula ósea.
Se define la insuficiencia renal como la pérdida de la función de los riñones, independientemente de cual sea la causa. La insuficiencia renal se clasifica en aguda y crónica de acuerdo con la forma de aparición (días, semanas, meses o años) y, sobre todo, con la recuperación o no de la lesión. La insuficiencia renal aguda es reversible en la mayoría de los casos, mientras que la insuficiencia renal crónica presenta un curso progresivo hacia la insuficiencia renal crónica terminal. Esta evolución varía según la enfermedad causante y, dentro de la enfermedad, de unos pacientes a otros.
Algunos de los síntomas que pueden aparecer son: cansancio, astenia (fatiga o debilidad), problemas de concentración, falta de apetito,insomnio, calambres (principalmente por la noche), pies y tobillos hinchados, piel seca y picor, párpados inflamados, oscurecimiento de la piel y necesidad de orinar con más frecuencia.
Es necesario hacer un análisis de sangre y de orina para diagnosticar la enfermedad. Estas pruebas nos aportan información de cómo está el riñón y si los niveles de desechos que se están excretando son los correctos.
En la insuficiencia renal crónica modificar la alimentación, no sólo es una recomendación saludable, sino que junto con los medicamentos y la diálisis, es parte fundamental del tratamiento. La alimentación es vital para una correcta evolución de la enfermedad y para prevenir la aparición de otras enfermedades asociadas como la diabetes, la hipertensión o la obesidad.
- Incluya alimentos de distintas clases, con el fin de obtener todos los nutrientes necesarios para evitar la monotonía y el aburrimiento a la hora de comer.
- Siga una dieta equilibrada aportando la cantidad adecuada de cada uno de los nutrientes esenciales. Proteínas: el 10-12% de las calorías totales de la dieta. Hidratos de Carbono: el 50-60% de las calorías de la dieta. Grasas: hasta el 30% de las calorías de la dieta (menos de 10% de grasas saturadas y pobre en colesterol).
- Suficiente para cubrir nuestras necesidades según sexo, edad, peso y actividad física.
- Realice 4 ó 5 comidas al día, sin saltarse ninguna, y no picando entre horas. No debemos estar muchas horas sin comer.
- Adaptada en función de la valoración nutricional, al tipo de enfermedad renal de base y a la fase en la que nos encontremos: prediálisis, hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante renal.
- Hay que prestar una atención especial a la ingesta de líquidos y a ciertos componentes de los alimentos, con los que tenemos que estar familiarizados: proteínas, sodio, potasio, calcio y fósforo.