La gripe es una infección vírica de las vías respiratorias causada por el virus influenza. Afecta principalmente a nariz, garganta, bronquios y, a veces, pulmones.
La infección se caracteriza por la aparición de fiebre, dolores musculares, malestar general y cefalea. Puede ir acompañada de tos, dolor de garganta o rinitis. Los síntomas suelen aparecer de manera repentina.
Otra característica es su alta capacidad de transmisión, a través de partículas que se expulsan al toser, hablar o estornudar. A causa de la rápida manera de contagiarse, la gripe se propaga en forma de epidemia estacional, mayormente en invierno.
La duración de la enfermedad es de una a dos semanas, aunque si se manifiesta en grupos de riesgo puede llevar a complicaciones.
Los grupos de riesgo son personas que son más sensibles a que les afecte la infección, debido a que sufran algún otro tipo de enfermedad, a un sistema inmunitario débil o personas inmunodeprimidas.
Posibles grupos de riesgo son:
- Personas mayores de 65 años.
- Personas que tengan alguna enfermedad crónica de pulmón como sería asma, bronquitis crónica, fibrosis quística, etc.
- Mujeres embarazadas.
- Personas que estén bajo tratamiento con inmunodepresores.
- Niños.
- Personas que padezcan de riñón o corazón.
- Personas con diabetes o trastornos del metabolismo.
- Personas que tomen medicación.
Un hecho común es que la sociedad suele confundir la gripe con un resfriado. La diferencia principal más detectable son los episodios febriles característicos de la gripe, pudiendo llegar a 40ºC y pueden dar origen a situaciones más graves. Otra diferencia es que el tiempo de incubación del resfriado es más largo y paulatino, mientras que el de la gripe es rápido y brusco. El resfriado no suele provocar complicaciones, los síntomas son más leves y no suele requerir intervención de un medico.
Algunas recomendaciones:
- Lavarse las manos.
- Ingerir mucho líquido para eliminar la mucosidad y no deshidratarse.
- Descansar y dormir las horas necesarias para recuperar fuerzas.
- Cuidarse del frío y la humedad y evitar los cambios bruscos de temperatura.
- Llevar una dieta rica en vitaminas y minerales para reforzar las defensas.
- Evitar fumar.
- Evitar automedicación y consultar a los profesionales.
Tips nutricionales
Nuestra compañera Irene, de la Unidad de Riesgo Cardiovascular de Medicina Interna, nos deja unas recomendaciones nutricionales para prevenir o aliviar los síntomas gripales.
- En ayunas, jugo de 1 limón con agua tibia.
- Alimentos ricos en Vitamina C para aumentar las defensas.
- 3 raciones de fruta: kiwi, piña, fresas y naranja (mejor en piezas).
- 2 raciones de verduras/hortalizas al día: pimiento rojo y verde, brócoli, tomate, coliflor, espinacas, boniato y patata.
- Para aprovechar mejor la Vitamina C de los alimentos consumirlos en crudo o al vapor con corta cocción.
- Incluir semillas de sésamo, pipas de calabaza o tahini.
- Evitar azúcar refinado.
- Jugos verdes para mejorar la hidratación.
- Hierbas a incluir: Espinacas, cúrcuma, pimienta de cayena, canela, jengibre y cardamomo.